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miércoles, 28 de julio de 2010

Reflexiones de emprendimiento

CAPÍTULO 1




Una historia clásica…



El emprendedor es aquel que lo consiguió,
no solo el que lo pensó o lo empezó pero nunca lo terminó.
El emprendedor es aquel que se lanzó y lo logró…




Tú, como todo ser humano vives la misma historia; días pésimos, días normales, días buenos y días excelentes.

En los días pésimos todo te sale mal; el tiempo pasa muy lento y hasta el clima conspira en tu contra. Estos días aparecen de vez en cuando, pero cuando llegan dejan huella. Estás desanimado.

Los días normales, en cambio, pasan desapercibidos a no ser que a mitad de uno de ellos suceda algo extraordinario. Estos días constituyen gran parte del desarrollo de tu vida. Estás en un estado de indiferencia sentimental.

Por otro lado, los días buenos se caracterizan por alguna situación que aceleró positivamente tu actividad hormonal con algún motivo relacionado directa o indirectamente contigo. Estos días aparecen en escasa cantidad y muy poco te acuerdas de ellos. Te sientes contento.

Pero, los días excelentes son aquellos en los cuales ha pasado algo extraordinario y espectacular que afecta tu vida positivamente. Estos días son muy pocos o casi escasos. Estas demasiado feliz; sientes gozo, júbilo, regocijo. Te sientes radiante por cualquier cosa. Estás generoso, amistoso, entusiasta, motivado.

En días como estos estás dispuesto a todo; a decirle a ese alguien lo que sientes, a ahorrar, a ayudar, a cambiar tu vida, a bajar de peso, a escribir un libro y hasta emprender cualquier negocio por más ilógico que parezca.

Y cuando hablamos particularmente sobre emprender un negocio nuevo (que, como notamos, no pasa a diario, sino después de que alguien nos motivó con una charla sobre el tema o un conocido te habló de su negocio en el cual le va súper bien) en tu interior está latente esa posibilidad de desarrollar una iniciativa propia y verla dando frutos a futuro con un buen rédito económico. Seguramente, y luego de pensar varias veces en lo que quisieras establecer, te vienen preguntas tales como; ¿cuál es el primer paso?,? ¿Qué tengo que hacer? ¿A quién tengo que acudir?, ¿Cuánto dinero necesito?, ¿Cuánta gente necesito?, ¿Dónde lo hago?, ¿Cómo promociono?, en definitiva; ¿Cómo empiezo???!!!

Esas preguntas muchas veces no tienen una respuesta inmediata o adecuada y sientes que pierdes impulso, tus fuerzas se desgastan y miras un panorama cuesta arriba te lo detiene en cumplir el sueño. Por otro lado existen los “comedidos” que te dan más ánimo para salirte de tu idea con cosas como;

Eso no va a funcionar,
De gana te desgastas pudiendo ocupar ese dinero en otra cosa,
Eso muy riesgoso e implica mucho esfuerzo,
¿Y si te va mal?, etc.

En aquel momento vuelves a vivir tu curso normal de vida sin haber concretado en algo tangible esa genial idea.

Es por ello necesario que tengas muy claros lo objetivos que quieres conseguir así como la forma de lograrlos. Existen muchas cuestiones que debes tomar en cuenta antes de montar tu propio negocio ya que el desconocimiento de rutas claves o respuestas acertadas, puede hacer te desvíen de tu objetivo, que lo atrases o que simplemente no lo cumplas.

Hagamos un ejercicio de proyección y vayamos a esa etapa de la vida que casi nunca la mencionamos; ya sea por la poca importancia que le damos o por que preferimos no hablar al respecto. Te estoy hablando de la temida vejez.

Sólo imagínate unos segundos en esa etapa de tu vida. Imagínate tú de 70 años, tus hijos casados y visitándote, tus nietos jugueteando y algunos ya graduándose del colegio o universidad. Figúrate sentado en la mesa comiendo con todos y disfrutando. Piensa en lo que has hecho para conseguir todo eso. Piensa en todos los años que han pasado. Piensa en todos los logros alcanzados. Piensa en ti en esa etapa.

Muy poca gente ha visualizado esta escena ya que su ideología se centra en los logros cercanos en tiempo. La mayoría de las personas se preocupan en su bienestar y seguridad a corto o mediano plazo no en el largo plazo.

A parte de todo lo bueno que puedes imaginarte de cuando llegues a viejo, solo piensa en unos segundos en tu situación económica. ¿Estás trabajando? Puedo aportar que no ya que seguramente dejaste de trabajar en esa empresa a la cual le diste los mejores años de tu vida y ahora vives de una jubilación, de una renta o de la benevolencia de tus hijos.

¿Es eso suficiente? ¿Qué te parece la misma historia pero tú con tus 70 años dirigiendo el negocio propio que montaste hace varios años atrás y que ahora ha progresado y te ha dado y te da muchos beneficios económicos y personales?. Puedes ver a tus hijos trabajando en esa empresa. Imagina incluso a tus nietos trabajando en tu negocio. Mírate dando ánimos a tu propia familia y amigos a que monten su propio negocio ya que tú estás tranquilo. Eres independiente y estás económicamente estable a pesar de tu edad.

Ser emprendedor es no pensar en el corto plazo, sino pensar a muy largo plazo. Pensar en cómo vas a vivir tu vejez y que ejemplo vas a darle a tus generaciones venideras.

Ser emprendedor es una noción de muchos significados pero es lógico que una persona emprendedora es alguien que está motivado a hacer algo novedoso, nuevo, y desea separarse del resto de gente para recibir esa recompensa individual de haberlo hecho por sí solo. El emprendedor es aquel que lo consiguió, no solo el que lo pensó o lo empezó pero nunca lo terminó. El emprendedor es aquel que se lanzó y lo logró.

La motivación es parte importante para que alguien sea llamado emprendedor. La motivación es, pues, esa fuerza interna que nos lleva a realizar una actividad con entusiasmo y ganas hasta conseguirla finalmente. Cuando estás motivado pocas veces ves obstáculos en tu camino y haces de la palabra “realizable” una herramienta de tu actividad diaria.

Existen varias recompensas que te motivan a ser emprendedor siendo entre las más importantes;

Independencia  Sólo imagínate ya no tener que depender de ese “horario” o “supervisor”. Visualízate libre, sin timbres de tarjeta y sin periodos establecidos para almorzar. Mírate sin ataduras ni compromisos con nadie. Eres tú nada más. Eres autónomo.

Se es jefe  Esta es una recompensa que vas a apreciar debido a que en muchos trabajos deberán pasar muchos años y hasta muchas personas para que llegues a un puesto de dirección. El ser jefe te hace más responsable, pero independiente a la vez y tu autoestima y conocimientos se incrementarán de manera importante

La posibilidad de aumentar tus ingresos  Esto es un hecho y sólo es cuestión de hacer números. Tu podrías duplicar, triplicar y hasta cuadriplicar lo que cualquier otra empresa te pude pagar por ocho horas de trabajo (que muchas veces es 10 horas). No trabajes para hacer dinero, has que el dinero sea un empleado para ti.

Es propio  El sentimiento de que algo es propio es una motivación gigantesca ya que la pertenencia genera estabilidad y deseo de acción.

Por otro lado, al hablar de la acción, esta puede ser la experiencia más satisfactoria que puedes tener como emprendedor. La decisión hecha esfuerzo (que es el resultado de una ilusión con un impulso a la iniciativa) genera en ti ese espíritu de vocación que te impulsa a aventurarte en ese mundo nuevo, inexplorado de las empresas.

La visión complementa este círculo de actividades de un emprendedor. La visión no te pone límites, te amplía el horizonte. La visión te hace soñar te hace pensar que lo lo imposible es realizable con esfuerzo.

Como toda decisión o actividad en la vida implica un riesgo, el ser emprendedor también las tiene. Cuando haces negocios, cuando prestas dinero, cuanto consigues una novia o te casas incurres en un riesgo. Pero este riesgo no es una forma negativa de ver las cosas. Un riesgo implica tener en consideración que las cosas no pueden salir como planeaste y debes tener un plan de contingencia. La fórmula de motivación + acción + visión puede ser muy efectiva pero implica algunos conflictos que deben ser manejados durante este proceso de conseguir ese sueño empresarial.

Entre las principales razones para que un emprendedor pueda fracasar existen las siguientes;
No existe planificación: Debes montar en un plan de trabajo todo lo que vamos a hacer para organizar esa información y plasmarla luego en acción. El no tener planificación te puede llevar a encontrarte con sorpresas desagradables que talvez nunca imaginaste iban a pasar. Hay que prever.

Marketing incipiente: Si eres el mejor en lo que haces en tu negocio y si no sabes como hacérselo saber a tus clientes, no va a servir de nada. Debes tener nociones de marketing para darle a tu negocio nuevo un gira más fuerte y más preparado para el mercado. Recuerda que si no vendes, la empresa muere enseguida, por más que tengas el mejor producto del mercado.

Desmotivación: Al principio vas a sentir que desmayas e incluso vas a querer tirar la toalla antes de hora. Recuerda que muchas veces las circunstancias externas ayudan a que te desmotives. Lucha por ese sueño y sigue hasta alcanzarlo. Debes hacer de los baches enseñanzas para los nuevos tiempos.

Dinero: Puedes tener la mejor idea del mundo, el negocio perfecto, pero no tienes el capital para invertir. Existen algunas fuentes de financiamiento que te pueden ayudar y que las veremos como conseguirlas mas adelante. Además debes hacer una revisión periódica de tus gastos para que financieramente estés estable en tus primeras etapas.
Como puedes notarlo, ser emprendedor implica tener en cuenta algunos riesgos con el fin de encontrar las recompensas al final del camino. La convicción y la perseverancia pueden ser clave en este proceso.
A pesar de que tengas ese gran deseo de lograr tus objetivos puede que tengas programado en tu cerebro muchos paradigmas que no te permiten avanzar.
Tener un paradigma es creer que algo va a suceder o está determinado porque siempre ha sido así y nada lo hará cambiar. Los paradigmas son formas de pensar que te bloquean la mente y no te permiten avanzar. Te hacen perder el impulso y te llevan a reflexionar sobre cosas o situaciones absurdas que te desmotivan. Tener un paradigma es como viajar por la carretera rumbo a la playa a unos 110 Km. por hora cuando de pronto te encuentras con un rompevelocidades del tamaño de una vaca sólo 20 metros de tu auto. ¿Qué haces???? Pues, frenar en seco. Este mismo efecto te produce el paradigma.
Uno de los paradigmas que más afecta al ser humano es que está programado para no triunfar. Es más, le teme al éxito. Tiene pánico a ganar porque no está preparado. Por razones como estas no se arriesga a poner en acción esa idea. Existen situaciones en las que el resultado va a ser totalmente favorable, pero como creemos que nos va a ir mal (paradigma) no nos lanzamos.
Un buen nivel de autoestima es determinante a la hora de emprender y es una herramienta clave para eliminar los paradigmas.
La fórmula motivación + acción + visión puede perder su efecto en ti cuando aparece un paradigma. Lo que debes hacer inmediatamente es eliminar los paradigmas para siempre.
Hay que tomar muy en cuenta que depende mucho de cuánto creas en ti y de tu convencimiento para lograr cualquier objetivo para emprender. En el siguiente capítulo notarás que tener un buen autoestima y el manejo de buenas relaciones interpersonales son significativos a la hora de emprender.